En 2006 Will Bowen, un pastor de origen estadounidense, comenzó
su proyecto el Reto de los 21 días.
Dos años más tarde debido a su éxito decidió publicar el libro Un mundo sin
quejas para compartir con muchísima más gente sus experiencias, conocimientos e
ideas.
Si
algo no te agrada, cámbialo.
Si
no lo puedes cambiar, cambia tu actitud.
No
te quejes.
Maya
Angelou
¿En qué consiste el proyecto? En
aprender a eliminar esta forma de expresión que resulta tan nociva para nuestra
vida. Para ello se utilizaron (y se utilizan) unas pulseras de color morado que
debían cambiarse de una mano a la otra cada vez que la persona se quejase,
criticase o cotillease. Si se conseguía mantener la pulsera 21 días en la misma
mano el objetivo se habría conseguido, pues se habría creado un nuevo hábito.
Al ser consciente de lo que dices y cambiar tus palabras, cambias la forma de
pensar ¿Y cuál es el objetivo? Está claro, dejar de quejarse y de ello se
seguirá una vida más feliz tanto para ti como para las personas que te rodean.
¿Qué es “quejarse”? Quejarse es
hablar de las cosas que no te gustan más que de las que sí te gustan. Nuestra
vida depende de nosotros mismos y de nuestros pensamientos y resulta inútil describir cosas que no son
como nos gustarían (quejarse) si no hacemos nada para cambiarlas o al menos
intentarlo.
Existen cuatro etapas en este
reto:
1. Incapacidad
inconsciente
2. Incapacidad
consciente
3. Capacidad
consciente
4. Capacidad
inconsciente
Incapacidad inconsciente
En un principio ignoramos (somos
inconscientes de) cuanto nos quejamos. Este proyecto no consiste en eliminar
las quejas rotundamente para siempre sino en convertirlas en algo muy
esporádico (en cuanto a criticar y cotillear sí se pretende eliminarlo al
completo). Debemos observarnos y preguntarnos si cuando nos quejamos lo hacemos
por una causa verdaderamente grave y nos daremos cuenta de que casi siempre no.
No hace falta más que poner ejemplos: lo mucho que tenemos que trabajar o
estudiar, el poco tiempo libre para hacer lo que nos gusta, pocas horas para
dormir, si no se nos valora el trabajo, si otra persona se comporta mal con
nosotros... Por mucho que nos quejemos
de estas cosas no van a cambiar mágicamente y si nosotros no las podemos
modificar podemos cambiar la actitud (como señalé antes). Pongamos un ejemplo
de los mencionados: tengo que estudiar mucho y poco tiempo para lo que “me
gusta”. En vez de verlo así y sé que resulta difícil, podemos considerar que no
estamos perdiendo el tiempo sino que lo estamos aprovechando pues tenemos la
oportunidad de aprender más cosas que nos serán útiles(o no, pero el saber no
ocupa lugar) y además si lo hacemos ahora no tendremos que volver a estudiarlo
para una o varias recuperaciones donde realmente si estaríamos perdiendo tiempo
para otras cosas.
Hasta ahora nos empezaríamos a dar cuenta de lo mucho que nos
quejamos y nuestra incapacidad para evitarlo.
Incapacidad consciente
En este momento seríamos conscientes
de cuanto nos quejamos. Podemos creer que al hacerlo llamaremos la atención y
conseguiremos compasión pero al final quizá terminemos aislados porque los
demás piensen que les quitamos la buena energía o las ganas de vivir. Al
contrario hay otras personas que en una situación grave conservan el optimismo
y te llenan de energía.
Por otra parte debemos darnos cuenta de que si las personas
de nuestro entorno se quejan mucho es muy probable que nosotros también lo
hagamos pues los semejantes se atraen.
Aquí se asocian las
críticas al cotilleo, ya que hablar mal de alguien a sus espaldas es quejarse
de esa persona. Uno de los principales motivos por los que criticamos es porque
queremos vernos mejor ante una comparación. La gente segura de sí misma no
presume, disfrutan de sus capacidades y asimilan sus debilidades, y no
necesitan crear buena impresión en los demás o decir lo increíbles que son porque
se sienten bien con ellos mismos. Si nos fijamos en los defectos en los demás
es porque nosotros también los padecemos sino no nos fijaríamos y esta es la
perfecta forma para corregirlos. Del mismo modo lo bueno que admiramos en los
demás nos es atractivo porque nosotros mismos lo tenemos y también es la manera
perfecta para sacarlo a relucir. En vez de deprimirnos e inventar excusas
debemos apoyarnos a nosotros mismos y sentirnos seguros con nuestra inseguridad,
tal y como explica el autor.
El éxito viene de fracasar una y otra vez sin perder el
entusiasmo.
Winston Churchill
Capacidad consciente
En este momento ya comenzaríamos a cambiar con menos
frecuencia nuestra pulsera de mano puesto que seríamos más cuidadosos con
nuestros comentarios. Comenzaremos a pensar mejor lo que decimos (si no tienes
nada bueno que decir de una persona, mejor no digas nada). Será una etapa de
mucho silencio lo cual es normal.
El silencio nos permite saber cuándo una persona es especial
para nosotros pues seremos capaces de pasar mucho tiempo con ella sin decir una
palabra, disfrutaremos simplemente por su compañía. Hablar mucho sólo revela
que no estamos a gusto. El silencio es útil para reflexionar y concentrar las
palabras en algo constructivo y no en un mero diálogo de quejas.
Por otro lado, nuestras palabras son mucho más
significativas de lo que pensamos e incluso llegan a tomar un importante papel
en la dirección de nuestra vida. Si comenzamos a llamar a las personas o
sucesos que nos acontecen de forma que estimulen nuestra energía positiva,
entonces nos daremos cuenta de que pueden llegar a ser de gran ayuda y no
molestos. Por ejemplo, sustituir: adversidad por reto, tengo que por voy a,
problema por oportunidad…
Capacidad inconsciente
Es la última etapa del proyecto y llegar a ella requiere
mucho tiempo y sobre todo mucho esfuerzo. Durante este tiempo habremos
reorganizado nuestra forma de pensar. Seremos capaces de no quejarnos
(capacidad) sin notarlo (inconsciente). Las personas felices y positivas son
más agradables y es placentero tenerlas cerca. Ser más positivo consiste en hablar
de las cosas que queremos en vez de quejarnos de lo que no queremos. Las
personas se sentirán más a gusto cerca de nosotros y alcanzaremos más de lo que
nunca imaginamos. Hay que darle tiempo, buscarlo y sucederá.
Tiene sentido quejarse (expresar tristeza, dolor o
descontento) en ocasiones. Explicárselo a
alguien que pueda ayudarte es saludable de manera que puedas obtener lo que
quieres en un futuro y no dañar a una persona por algo que ocurrió en el
pasado. Muchas veces necesitamos compartir nuestros sentimientos sobre algo que
sucedió y esto es positivo sin falta de reproducir los acontecimientos ni lo
que alguien dijo.
Conclusión
No debe confundirse el hecho de realizar a una persona un
comentario sobre un error con el fin de que pueda arreglarse y una queja. Lo
primero mejora tu situación, lo segundo conlleva consecuencias que no quieres
para ti.
Debemos recordar que si alguien nos critica es por miedo e
inseguridad y nosotros no pagaremos con la misma moneda porque si esa persona
se fija en el defecto es que ella también lo padece, además nos conoceremos, estaremos a gusto con
nosotros mismos y sabremos nuestras virtudes y debilidades que trataremos de
reforzar.
Existen los cambios a partir de la insatisfacción sin falta de quejas explicando con paciencia lo que queremos. Atraemos lo que pensamos y las personas felices y saludables nos rodearán si nosotros también lo somos.
Existen los cambios a partir de la insatisfacción sin falta de quejas explicando con paciencia lo que queremos. Atraemos lo que pensamos y las personas felices y saludables nos rodearán si nosotros también lo somos.