Étienne de la Boétie nació en Sarlat, Francia, en 1530 y falleció a los 32 años de edad (1563) en Germignan infectado por la peste. Fue escritor y poeta, autor de sonetos, versos en latín y traducciones. Estudió derecho en Orleáns y se graduó en 1553; el 13 de octubre del mismo año fue nombrado consejero en el Parlamento de Burdeos.
En poco tiempo se atrajo el aprecio general, y se le
confiaron varias misiones: en 1561 acompañó al lugarteniente general del rey de
Burie a Agens, a fin de restablecer allí el orden; en 1562 acudió junto con
otros once consejeros, cada uno de ellos al frente de cien hombres, en defensa
de la ciudad de Bergerac, atacada por los reformistas. En 1557 se reunió en el
Parlamento de Burdeos, al que pertenecía Montaigne. Empezó con ello la amistad
entre ambos. La Boétie supo ser un sabio consejero de Montaigne, dos años menor
y con un carácter menos firme, y éste se lo agradeció dedicándole un emotivo
retrato en los Ensayos y publicando la obra más famosa de La Boétie: El contra
uno o Discurso de la servidumbre voluntaria (Le contre un, ou Discours de la
servitude volontaire).
En esta obra la Boétie se proclama como uno de los
precursores de la resistencia no violenta y de la desobediencia civil en una época
en la que en Francia las enfermedades, el hambre, y la muerte cotidiana eran
dominantes y se exigía por la fuerza: lealtad y sumisión ciega a las autoridades
administrativas, políticas, sociales y religiosas.
El joven humanista buscaba explicar el sorprendente y
trágico éxito que vivían las tiranías de su época. Huyendo de la vía
tradicional, La Boétie dirige su atención hacia los sujetos privados de su
libertad en vez de a los tiranos. Y se pregunta como tema central: ¿Cómo es posible
que “tantos hombres, tantos pueblos, tantas ciudades, tantas naciones soporten
a veces un tirano que no dispone de más poder que el que se le otorga?”
De acuerdo con este
autor, contrariamente a lo que muchos imaginan la servidumbre no sería forzada,
sería totalmente voluntaria. “Es verdad que al comienzo uno sirve obligado y
vencido por la fuerza; pero los que vienen después sirven sin disgusto y hacen
de buen grado lo que los precedían habían hecho por obligación.”
Pero La Boétie no se limita a analizar la dominación de una
minoría gracias a la pasividad cómplice de la mayoría sino que también explica cuál
es el punto débil de las tiranías: “los tiranos, cuanto más pillan, más exigen”
y “cuanto más se les sirve más se fortifican”, en cambio “si no se les da nada,
si no se les obedece en absoluto, sin combatir, sin golpear, se quedan desnudos
y derrotados y no son más nada”.