Si ni siquiera podemos verificar que lo que percibimos, es
decir, aquello que reciben nuestros sentidos e interpretamos en el cerebro sea
real a ciencia cierta, aún será más difícil tener la plena seguridad de que
nuestros recuerdos tuvieron lugar en algún momento y son más que nuestro
cerebro jugándonos una mala pasada. Ya lo decía Descartes en su hipótesis del
sueño, llegamos a ser incapaces de distinguir el sueño de la vigilia.
Podemos definir la memoria como un proceso psicológico que
nos sirve para almacenar información. Dicha información se puede recuperar a
veces de manera voluntaria, y otras, de manera involuntaria.
-Memoria a corto plazo, que es la capacidad de mantener una
determinada información en la mente hasta que la utilizamos. Un ejemplo podría
ser una dirección de mail, que la escribimos y la olvidamos.
-Memoria a largo plazo, puede ser declarativa o procedimental.
La declarativa incluye los conocimientos que hemos adquirido debido a la
educación como la utilidad de un barómetro y por otro lado las experiencias y
vivencias, como el día de nuestra graduación. La procedimental, se refiere a la
memoria de habilidades y rutinas como cómo montar en bicicleta.
La pérdida de la memoria supone mucha ansiedad en quien la
padece. Es decir, imaginémonos levantarnos un día y no saber dónde estamos,
cómo se va al hospital o no reconocer la cara de nuestro mejor amigo. Ser aún
más incapaz de distinguir lo que se supone que es la realidad de lo inexistente
de lo que ya implica la condición humana puede llegar a causar graves
trastornos.
La tinta más pobre de
color vale más que la mejor memoria.
-Proverbio chino
Las principales causas de pérdida de memoria son los accidentes
o los traumatismos cerebrales, sin embargo también existen enfermedades que la
pueden deteriorar:
-Síndrome de Wernicke-Korsakoff.- La deficiencia de vitamina
B1 puede causar este trastorno cerebral, que afecta en muy alto porcentaje a
los alcohólicos crónicos. Esta enfermedad afecta a la memoria de todas las
formas: no se puede formar nuevos recuerdos, no se puede recordar cosas,
alucinaciones y confusión.
- La enfermedad de Alzheimer.- Está íntimamente relacionada
con la edad y ciertos factores hereditarios. La causa concreta es desconocida.
Se produce por la alteración en las células y los nervios en el cerebro. La
calidad de vida y el comportamiento normal del paciente se deteriora lentamente.
Los pacientes pueden dejar de reconocer a sus propios hijos y familiares o
recordar lo que son. También tienen dificultades con el cambio o nueva
información. Serán incapaces de realizar funciones y tareas esenciales como de
contar, elegir o diferenciar entre los colores, lectura, etc. Se estima que un
1-5% de la población mundial sufre de Alzheimer.
-Enfermedad de Huntington.- Este es un trastorno genético, donde un gen determinado está dañado o destruido. La enfermedad comienza con el disminución de la capacidad física y se sigue por un debilitamiento grave de las funciones cognitivas. Sus señales pueden aparecer en personas de mediana edad. Mientras que una marcha desigual, la torpeza y la postura anormal son algunas de las señales físicas, pérdida de memoria es un síntoma mental grave. La memoria a corto plazo y largo se ve afectada. No hay pérdida de la memoria episódica.
-La enfermedad de Parkinson.- Es un trastorno degenerativo
del sistema nervioso central que pertenece a un grupo de afecciones conocidas
como trastornos del movimiento. Es crónica, es decir, que persiste durante un
extenso período de tiempo, y progresiva, lo que significa que sus síntomas
empeoran con el tiempo. A medida que las neuronas en partes del cerebro se
deterioran o mueren, se puede empezar a notar problemas con el movimiento,
temblores, rigidez en las extremidades o en el tronco, o problemas de
equilibrio. Al volverse estos síntomas más pronunciados, las personas pueden
tener dificultad para caminar, hablar o completar otras tareas sencillas.
Sin embargo, aunque la pérdida de memoria se supone que es
progresiva existen formas de ralentizar este proceso y evitar que las personas
que lo padecen se sientan desorientadas, aterradas o inútiles y se conduzcan
rápidamente por ese camino o sufran algún trastorno grave producido debido a
las lagunas mentales. Por ejemplo, hacer ejercicio regularmente, socializar
(mantener el contacto con familiares y amigos), cuidar la alimentación, dormir
bastante, evitar el estrés o no fumar. Además existen ejercicios para mantener
la mente activa como los crucigramas o el ajedrez.
La memoria se acrecienta usando y aprovechándose de ella.
-Juan Luis Vives
Muy bien Raquel. Interesante y bien estructurada la información.
ResponderEliminarSaludos