lunes, 28 de diciembre de 2015

Un mundo sin quejas.


   En 2006 Will Bowen, un pastor de origen estadounidense, comenzó su proyecto el Reto de los 21 días. Dos años más tarde debido a su éxito decidió publicar el libro Un mundo sin quejas para compartir con muchísima más gente sus experiencias, conocimientos e ideas.

Si algo no te agrada, cámbialo.
Si no lo puedes cambiar, cambia tu actitud.
No te quejes.
Maya Angelou

   ¿En qué consiste el proyecto? En aprender a eliminar esta forma de expresión que resulta tan nociva para nuestra vida. Para ello se utilizaron (y se utilizan) unas pulseras de color morado que debían cambiarse de una mano a la otra cada vez que la persona se quejase, criticase o cotillease. Si se conseguía mantener la pulsera 21 días en la misma mano el objetivo se habría conseguido, pues se habría creado un nuevo hábito. Al ser consciente de lo que dices y cambiar tus palabras, cambias la forma de pensar ¿Y cuál es el objetivo? Está claro, dejar de quejarse y de ello se seguirá una vida más feliz tanto para ti como para las personas que te rodean.
   ¿Qué es “quejarse”? Quejarse es hablar de las cosas que no te gustan más que de las que sí te gustan. Nuestra vida depende de nosotros mismos y de nuestros pensamientos  y resulta inútil describir cosas que no son como nos gustarían (quejarse) si no hacemos nada para cambiarlas o al menos intentarlo.

   
    Existen cuatro etapas en este reto:
1.       Incapacidad inconsciente
2.       Incapacidad consciente
3.       Capacidad consciente
4.       Capacidad inconsciente

Incapacidad inconsciente
   En un principio ignoramos (somos inconscientes de) cuanto nos quejamos. Este proyecto no consiste en eliminar las quejas rotundamente para siempre sino en convertirlas en algo muy esporádico (en cuanto a criticar y cotillear sí se pretende eliminarlo al completo). Debemos observarnos y preguntarnos si cuando nos quejamos lo hacemos por una causa verdaderamente grave y nos daremos cuenta de que casi siempre no. No hace falta más que poner ejemplos: lo mucho que tenemos que trabajar o estudiar, el poco tiempo libre para hacer lo que nos gusta, pocas horas para dormir, si no se nos valora el trabajo, si otra persona se comporta mal con nosotros...  Por mucho que nos quejemos de estas cosas no van a cambiar mágicamente y si nosotros no las podemos modificar podemos cambiar la actitud (como señalé antes). Pongamos un ejemplo de los mencionados: tengo que estudiar mucho y poco tiempo para lo que “me gusta”. En vez de verlo así y sé que resulta difícil, podemos considerar que no estamos perdiendo el tiempo sino que lo estamos aprovechando pues tenemos la oportunidad de aprender más cosas que nos serán útiles(o no, pero el saber no ocupa lugar) y además si lo hacemos ahora no tendremos que volver a estudiarlo para una o varias recuperaciones donde realmente si estaríamos perdiendo tiempo para otras cosas. 
   Hasta ahora nos empezaríamos a dar cuenta de lo mucho que nos quejamos y nuestra incapacidad para evitarlo.

Incapacidad consciente
   En este momento seríamos conscientes de cuanto nos quejamos. Podemos creer que al hacerlo llamaremos la atención y conseguiremos compasión pero al final quizá terminemos aislados porque los demás piensen que les quitamos la buena energía o las ganas de vivir. Al contrario hay otras personas que en una situación grave conservan el optimismo y te llenan de energía.
   Por otra parte debemos darnos cuenta de que si las personas de nuestro entorno se quejan mucho es muy probable que nosotros también lo hagamos pues los semejantes se atraen.
   Aquí se asocian las críticas al cotilleo, ya que hablar mal de alguien a sus espaldas es quejarse de esa persona. Uno de los principales motivos por los que criticamos es porque queremos vernos mejor ante una comparación. La gente segura de sí misma no presume, disfrutan de sus capacidades y asimilan sus debilidades, y no necesitan crear buena impresión en los demás o decir lo increíbles que son porque se sienten bien con ellos mismos. Si nos fijamos en los defectos en los demás es porque nosotros también los padecemos sino no nos fijaríamos y esta es la perfecta forma para corregirlos.        Del mismo modo lo bueno que admiramos en los demás nos es atractivo porque nosotros mismos lo tenemos y también es la manera perfecta para sacarlo a relucir. En vez de deprimirnos e inventar excusas debemos apoyarnos a nosotros mismos y sentirnos seguros con nuestra inseguridad, tal y como explica el autor.

El éxito viene de fracasar una y otra vez sin perder el entusiasmo.
Winston Churchill

Capacidad consciente
   En este momento ya comenzaríamos a cambiar con menos frecuencia nuestra pulsera de mano puesto que seríamos más cuidadosos con nuestros comentarios. Comenzaremos a pensar mejor lo que decimos (si no tienes nada bueno que decir de una persona, mejor no digas nada). Será una etapa de mucho silencio lo cual es normal.
   El silencio nos permite saber cuándo una persona es especial para nosotros pues seremos capaces de pasar mucho tiempo con ella sin decir una palabra, disfrutaremos simplemente por su compañía. Hablar mucho sólo revela que no estamos a gusto. El silencio es útil para reflexionar y concentrar las palabras en algo constructivo y no en un mero diálogo de quejas.
   Por otro lado, nuestras palabras son mucho más significativas de lo que pensamos e incluso llegan a tomar un importante papel en la dirección de nuestra vida. Si comenzamos a llamar a las personas o sucesos que nos acontecen de forma que estimulen nuestra energía positiva, entonces nos daremos cuenta de que pueden llegar a ser de gran ayuda y no molestos. Por ejemplo, sustituir: adversidad por reto, tengo que por voy a, problema por oportunidad…

Capacidad inconsciente
   Es la última etapa del proyecto y llegar a ella requiere mucho tiempo y sobre todo mucho esfuerzo. Durante este tiempo habremos reorganizado nuestra forma de pensar. Seremos capaces de no quejarnos (capacidad) sin notarlo (inconsciente). Las personas felices y positivas son más agradables y es placentero tenerlas cerca. Ser más positivo consiste en hablar de las cosas que queremos en vez de quejarnos de lo que no queremos. Las personas se sentirán más a gusto cerca de nosotros y alcanzaremos más de lo que nunca imaginamos. Hay que darle tiempo, buscarlo y sucederá.
   Tiene sentido quejarse (expresar tristeza, dolor o descontento) en ocasiones. Explicárselo  a alguien que pueda ayudarte es saludable de manera que puedas obtener lo que quieres en un futuro y no dañar a una persona por algo que ocurrió en el pasado. Muchas veces necesitamos compartir nuestros sentimientos sobre algo que sucedió y esto es positivo sin falta de reproducir los acontecimientos ni lo que alguien dijo.    


Conclusión 
   No debe confundirse el hecho de realizar a una persona un comentario sobre un error con el fin de que pueda arreglarse y una queja. Lo primero mejora tu situación, lo segundo conlleva consecuencias que no quieres para ti.
   Debemos recordar que si alguien nos critica es por miedo e inseguridad y nosotros no pagaremos con la misma moneda porque si esa persona se fija en el defecto es que ella también lo padece, además  nos conoceremos, estaremos a gusto con nosotros mismos y sabremos nuestras virtudes y debilidades que trataremos de reforzar.
   Existen los cambios a partir de la insatisfacción sin falta de quejas explicando con paciencia lo que queremos.  Atraemos lo que pensamos y las personas felices y saludables nos rodearán si nosotros también lo somos.

lunes, 23 de noviembre de 2015

¿Razón o sentimiento?






                Leyendo a Unamuno, encontré interesante su modo de ver al hombre como una realidad dividida: el sentimiento y la Razón. Por ello, me voy a centrar en la obra “San Manuel Bueno, Mártir” y más concretamente en un determinado  fragmento de ella en el que queda reflejado el pensamiento y la intención de Unamuno.

-Miguel de Unamuno nació en Bilbao en 1864. En 1880 se trasladó a Madrid donde estudió la carrera de Filosofía y Letras. Unos años más tarde sufrió una crisis religiosa que influiría con fuerza tanto en su vida como en sus obras.-

                “San Manuel Bueno, Mártir” trata el conflicto entre el deseo de creer en la vida eterna y, la razón que se enfrenta a la fe. Manuel Bueno, es el sacerdote de la parroquia de Valverde de Lucerna y a pesar de ello no cree en la vida eterna. Él, junto con los hermanos Ángela y Lázaro Carballino forman un triángulo en el que se aborda el asunto de la fe desde tres perspectivas distintas.

Y entonces Lázaro, mi hermano, tan pálido y tan tembloroso como don Manuel cuando le dio la comunión, me hizo sentarme en el sillón mismo donde solía sentarse nuestra madre, tomó huelgo, y luego, como en íntima confesión doméstica y familiar, me dijo:
-Mira, Angelita, ha llegado la hora de decirte la verdad, toda la verdad, y te la voy a decir, porque debo decírtela, porque a ti no puedo, no debo callártela y porque además habrías de adivinarla y a medias, que es lo peor, más tarde o más temprano.
Y entones, serena y tranquilamente, a media voz, me contó una historia que me sumergió en un lago de tristeza. Cómo don Manuel le había venido trabajando, sobre todo en aquellos paseos a las ruinas de la vieja abadía cisterciense, para que no escandalizase, para que diese buen ejemplo, para que se incorporase a la vida religiosa del pueblo, para que fingiese creer si no creía, para que ocultase sus ideas al respecto, mas sin intentar siquiera catequizarle, convertirle de otra manera. (...)
-Entonces -prosiguió mi hermano- comprendí sus móviles, y con esto comprendí su santidad (...). Y no me olvidaré jamás del día en que diciéndole yo: "Pero, don Manuel, la verdad, la verdad ante todo", él, temblando, me susurró al oído -y eso que estábamos solos en el campo-: "¿La verdad? La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella". "¿Y por qué me la deja entrever ahora aquí, como en confesión?", le dije. Y él: "Porque si no, me atormentaría tanto, tanto, que acabaría gritándola en medio de la plaza y eso jamás, jamás, jamás. Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerles felices, para hacerles que se sueñen inmortales y no para matarles. Lo que aquí hace falta es que vivan sanamente, que vivan en unanimidad de sentido, y con la verdad, con mi verdad, no vivirían. Que vivan. Y esto hace la Iglesia, hacerlos vivir. ¿Religión verdadera? Todas las religiones son verdaderas en cuanto hacer vivir espiritualmente a los pueblos que las profesan, en canto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo la religión más verdadera es la suya, la que ha hecho. ¿Y la mía? La mía es consolarme en consolar a los demás, aunque el consuelo que les doy no sea el mío".

Resultado de imagen de san manuel bueno martir                Éste es uno de los pasajes fundamentales de la obra. Al leerlo, cabría preguntarse por qué si San Manuel no cree en algo más allá de la vida, no tiene fe,  sigue practicando la religión y enseñándola y se empeña en darle un sentido a la vida ligado a Dios. Esta conducta de debe a lo siguiente; lo primero, es que para San Manuel era tan importante creer en la vida como creer que había algo después de ella (aunque su Razón no lo permitía) y además  lo que persigue el sacerdote es proteger al pueblo, quizá de sí mismo.  Es decir, cree que si ellos pensaran como él estarían perdidos. En el pueblo, las personas eran incultas, estaban muy poco formadas, lo que significa que eran muy vulnerables espiritualmente.  El sacerdote considera que no serían capaces de entender o profundizar otros pensamientos que no envuelvan la religión. Éstas eran sus preocupaciones para con su pueblo, él no los quería defraudar y en este aspecto podemos notar un increíble humanismo. Puede que el pueblo no se recuperara si supiera o entendiera que Dios ha muerto.

Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de ella?
Nietzsche, La gaya ciencia, sección 125

                En esta obra, Miguel de Unamuno está caracterizado por el personaje principal. Al igual que el sacerdote quiere creer en Dios pero no lo hace, Unamuno pasó por diferentes etapas y nunca tuvo claro si creer en la religión para darle un sentido a la vida, porque él (al igual que todos) quería vivir eternamente, no morir nunca, o dedicarse a usar su razón que limita por todos lados la existencia de un Dios y/o una vida eterna.

                Por ello, además de estar clasificada como novela deberíamos contemplarla como una obra filosófica, ya que es continua la presencia de una tesis que implica la filosofía y toda la obra gira en torno al mismo tema: “todo lo vital es irracional y todo lo racional es antivital”. ¿Por qué parte nos inclinamos más? ¿Sentimiento que nos impulsa a la plenitud de la vida o Razón que limita nuestros deseos?

domingo, 25 de octubre de 2015

Cosmos VS Caos.


Las diversas catástrofes que tienen lugar en el mundo son fácilmente apreciables cuando abrimos un periódico, escuchamos la radio o vemos las noticias. Los terremotos, los tsunamis, la extinción de especies, la contaminación, el cambio climático, el terrorismo, los secuestros, las epidemias o los homicidios, son perfectos ejemplos de que no vivimos en un mundo perfecto.

Desde luego, las desgracias podrían continuar enumerándose y esto nos hace reflexionar sobre si realmente del Cosmos estamos volviendo al Caos original. Caos, término que proviene del griego (Kháos), designa lo impredecible, el desorden. El Cosmos (Kósmos), es lo contrario al Caos, es todo aquello que sigue un orden, a veces un sinónimo del universo.

Según los griegos, fueron los dioses quienes introdujeron en la tiniebla absoluta original un orden.
Esta idea del universo como algo ordenado permitió que en el siglo VI a.c en Grecia, un grupo de filósofos y científicos, entre los que se encontraban Tales de Mileto y Empédocles llegaran a la conclusión de que todo puede llegar a explicarse, todo está sujeto a la ley de causa y efecto.

La humanidad vivió tranquila durante varios siglos ateniéndose a esta idea; a pesar de que tuvieron que pasar por desastres naturales y hambrunas, sostenían que todo se debía a un orden y que lo más probable fuera que tuvieran que soportar no siempre cosas buenas, pues todo debía seguir un equilibrio.

Cuando Kant en el siglo XVIII publicó Crítica de la razón pura, aportó argumentos suficientes para que algunas personas comenzaran a plantearse si realmente vivían en un Cosmos perfecto, es decir, sin fisuras, en el que todo se podía explicar desde la razón y el conocimiento humano.
A partir de entonces, los principios morales absolutos, los principios de la física y de las ciencias naturales, fueron cuestionados. La vía de la razón no podía demostrarlos. 

Si la casualidad no existe, entonces el mundo  se podría considerar como un Cosmos en el que todo es perfectamente explicable, y teniendo en cuenta sus desórdenes, no podemos afirmar que ese concepto tiene validez. A veces vemos casos en los que, tristemente, un padre asesina a su hijo, ¿podemos decir que esa persona no tiene un desorden mental? ¿podemos decir que eso estaba predeterminado?


Orden y desorden, luz y sombra, bien y mal, justicia e injusticia, cosmos y caos, están presentes en nuestra existencia. 
Sufrimos experiencias oscuras, que tanto nos recuerdan al Caos, sin embargo, no deja de ser verdad que en la mayoría de casos el orden se impone.  

Caos

Cosmos


En cada uno de nosotros hay caos y orden, bien y mal. Pero esto se puede y se debe controlar. Hay que aprenderlo. Y tú estás aprendiéndolo.           Andrzej Sapkowski

domingo, 27 de septiembre de 2015

¿Qué es exactamente la medicina homeopática?

-Bien ahora que estamos tratando varios temas entre los que se encuentra la magia, he decidido para mi primera entrada un artículo de tipo informativo que relaciona conocimiento dogmático como es la magia con un saber racional como es la medicina. ¿Es verdad que son incompatibles?-

¿Qué es la homeopatía? Pues bien, la homeopatía es un tipo de medicina distinta de la convencional  que trata de curar enfermedades o resolver otros percances basándose en las leyes de la magia. Me explico, hace 200 años un médico alemán aseguró haber descubierto una forma de cura milagrosa mediante la aplicación del "Principio de los semejantes", que se interpreta de la siguiente forma: una sustancia que produce en el cuerpo los síntomas de una enfermedad posee propiedades curativas de la misma. 

Ahora, probablemente se preguntarán cómo funciona o sus ventajas e inconvenientes.
Se distinguen dos formas de explicar el funcionamiento de este remedio curativo; la primera sería que actuara estimulando las defensas naturales del cuerpo haciéndolas más fuertes a la hora de superar la enfermedad o bien atenerse a la idea de que los medicamentos retienen una "memoria" de la sustancia original. 
Sus ventajas principales son las enumeradas a continuación: los medicamentos de homeopatía son naturales y por tanto más adecuados para el cuerpo humano ya que se basan en ingredientes del medio, son fáciles de usar ya que vienen en forma de pequeñas píldoras de azúcar, son fáciles de transportar y no tienen efectos secundarios.
Y sus desventajas las siguientes: no se puede confiar en los medicamentos homeopáticos en situaciones de emergencia, la efectividad dependerá en gran medida del especialista que le trate y en definitiva, la que resume que la homeopatía no sea utilizada por el 70% de la población enferma, que su efectividad no está suficientemente demostrada científicamente .

A pesar de esto y de  numerosos artículos en los que se revela que esta práctica es totalmente inefectiva entonces, ¿por qué gran número de países desarrollados han dedicado y dedican tiempo y dinero a su investigación?, ¿por qué un 30% de la población enferma se somete a este tipo de tratamiento?, ¿por qué se siguen publicando artículos y la gente se sigue haciendo preguntas si realmente es tan inútil?
No me voy a decantar más por el sí ni por el no, simplemente añadir que tener la oportunidad de sólo creer en algo ya resulta más efectivo que la pérdida de esperanza.

Fuentes de información: