El
humanismo fue un movimiento filosófico, intelectual y cultural que comenzó en
Italia en el siglo XIV con el Renacimiento y se extendió por Europa, rompiendo
con la fuerte influencia que ejerció la Iglesia católica en todos los aspectos
de la vida a lo largo de la Edad Media. El teocentrismo deja paso al
antropocentrismo, donde el hombre ocupa el centro y se erige como la medida de
todas las cosas. En este sentido, el humanismo exalta las cualidades de la
naturaleza humana sin recurrir a ninguna religión para ello.
Durante
1400 toda Italia se vio sumida en continuos conflictos internos como guerras
religiosas, luchas ciudad contra ciudad o disputas entre familias poderosas.
Para acabar con la violencia y la venganza y construir una auténtica comunidad
política, era necesaria la creación de
una educación en base al humanismo cívico para los que gobiernan, la defensa de
las virtudes cívicas y dinero para financiarla. Para conseguir esto último,
ciudades como Génova, Pisa y Venecia desarrollaron grandes puertos que les
aportarían riqueza, convirtiéndose en ciudades marítimas. A continuación, tuvo
lugar un pacto entre los cinco mayores estados italianos (Milán, Venecia,
Florencia, Estados Pontificios y reino de las Dos Sicilias) que instauró una
política de equilibrio destinada a perdurar hasta final de siglo XV.


Maquiavelo
sostiene que el dinamismo y la capacidad creativa de una república surgen de la
virtud de la libre participación de los ciudadanos en la vida comunitaria y en
la política de una ciudad a la que pertenecen como miembros responsables y
activos. El príncipe es una de sus obras más representativas. Se alejaba del idealismo
neoplatónico y de la ética cristiana, siendo un tratado de realpolitik.
Fuentes:
Muy bien Raquel: buena entrada y buen blog (el próximo curso más)
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